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42 pages, Hardcover
First published November 14, 2017
“Mira de nuevo a ese punto. Eso es aquí. Es nuestra casa. Eso somos nosotros. En ese punto están todos los que amas, todos los que conoces, todos de los que has escuchado hablar, cada ser humano que alguna vez existió, aquellos que vivieron sus vidas. La suma de nuestra alegría y sufrimiento, miles de religiones, ideologías, doctrinas económicas, cada cazador y recolector, cada héroe y cobarde, cada creador y destructor de la civilización, cada rey y campesino, cada pareja enamorada, cada madre y cada padre, niños llenos de esperanza, inventores y exploradores, cada maestro con ética, cada político corrupto, cada superestrella, cada líder supremo, cada santo y pecador en la historia de nuestra especie vivió allí, en una mota de polvo suspendida en un rayo de sol.”
Así que aquí estamos, en ese pálido punto azul. Pequeñas motas de polvo existiendo por un momento. Arrojados a través del espacio y el tiempo, tan solo para brillar por unos momentos. Estos momentos son todo lo que tenemos en esta vida. Trabajamos, reímos, lloramos, hacemos el amor, escribimos libros, construimos imperios, creamos guerras. A menudo tratamos de ignorar el hecho de que estos momentos son temporales. Que todos nuestros imperios y el producto nacional bruto, que nuestro arte y nuestra literatura, que nuestros pantalones de diseñador de trescientos dólares, que todo nuestro conocimiento y tecnología, creatividad y legado será borrado. Todo va a desaparecer en algún punto junto a todo lo demás.
Exhalación, efímera, insignificante. Todo y todos son una exhalación. Están aquí por unos momentos y después, se han ido. Este pensamiento alentador puede ser deprimente o puede ser absolutamente liberador. Podemos seguir el camino que siguen muchos de los que nos rodean e ignorar este hecho, medicándonos y privándonos de nuestros sentimientos para evitar la verdad de nuestra humanidad; o quizá hay otro camino: podemos aceptarla. Podemos reconocer nuestro humilde lugar en este universo. Podemos reconocer la estupidez de la arrogancia humana. Y quizá como resultado, podamos aprender a apreciar y experimentar plenamente los momentos que tenemos como los regalos que son.