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485 pages, Hardcover
First published February 24, 2010
I det samme jeg la øyene på papiret som stod i skrivmaskinen, så jeg at noen hade skrevet på det. Jeg blev helt kald. Den første halve siden var min, og så kom det fem linjer som ikke var mine. Jeg leste dem.I'm guessing that this is going to cause Don Bartlett some headaches when he translates it, since part of the humor resides in the contrast between the different Norwegian dialects used, but here's the best I can do right now:
"Gabriel stakk fingrerne langt inne i den våte fitte. Å herregud, stønna Lisa. Gabriel dro fingrene ut og lukta på dem. Fitte, tenkte han. Lisa sprella under han. Gabriel drakk en drøy slurk av vodkaen. Så gliste han og dro ned glidelåsen og stakk den harde kuken in i den rynkete fitta hennes. Hun skrek av fryd. Gabriel, du er gutten sin!"
Rystet i mitt innerste, ja, nesten på gråten, satt jeg og stirret på de fem linjerne. Det var en treffende parodi på måten jeg skrev på.
The moment I saw the paper that was sitting in the typewriter, I knew someone had written on it. I felt cold with horror. The first half was mine, then there were five lines that were not mine. I read them.A little later, after drinking a bottle of red wine, he vomits all over his notes; although this is in a way the book in miniature (bad sex, alcohol, bodily fluids, literary ambitions and humiliation), he's successfully dissuaded me from assisting his heartless friend Tor Einar any further. The two parodies I've already written will have to be enough.
"Gabriel slid his fingers all the way into her wet cunt. Oh god, moaned Lisa. Gabriel pulled his fingers out and sniffed them. Cunt, he thought. Lisa wriggled under him. Gabriel knocked back a good mouthful of the vodka. Then he smiled and pulled down his zip and shoved his hard cock into her wrinkled cunt. She screamed with pleasure. Gabriel, you're my man!"
Shaken to the core, almost in tears, I sat and stared at the five lines. It was a horribly accurate parody of my writing style.
“¡Pero aquí!, pensé, y me llevé la rebanada de pan a la boca mientras miraba por la ventana. El reflejo de las montañas del otro lado se veía fraccionado como en un caleidoscopio por los pequeños movimientos del agua abajo. Allí nadie sabía quién era yo. Allí no había ninguna atadura, ningún molde prefijado, allí podría hacer lo que me diera la gana. Estar escondido durante un año y escribir, construir algo en secreto. O sólo tomarme las cosas con calma y ahorrar dinero. Eso no era muy importante. Lo más importante era que ya estaba allí.”Pero lo que encuentra en este lugar perdido en medio de la nieve no es precisamente la soledad productiva que imaginaba. La vida como profesor resulta ser un desafío enorme para un joven inexperto que, además de enfrentarse a la disciplina de niños de todas las edades, lidia con su propia inseguridad, sus frustraciones y una vida personal que empieza a desmoronarse. Sus problemas con el alcohol —un eco lejano pero persistente del creciente problema de su padre— y su incapacidad para relacionarse plenamente con los demás se convierten en una lucha diaria que lo consume.
“La música estaba íntimamente relacionada con casi todo lo que yo había hecho, ningún disco quedaba libre de recuerdos. Todo lo que había sucedido durante los últimos cinco años subía humeando como el vapor de una taza cuando lo escuchaba, no en forma de pensamientos o razonamientos, sino como ambientes, aperturas, espacios. Algunos generales, otros “específicos”. Si mis recuerdos estaban amontonados detrás del remolque de mi vida, la música eran las cuerdas que todo lo ataban, manteniéndolo en su sitio.”Pero si algo caracteriza este libro es la manera brutalmente honesta con la que Knausgård aborda sus problemas sexuales. No hay eufemismos ni rodeos: lo cuenta todo, desde su frustración hasta sus intentos fallidos, de sus fracasos a los problemas que le supone su rol de profesor ante alumnas que, básicamente, tienen su misma edad, pero a las que no puede ni siquiera mirar; todo con una crudeza que solo puede describirse como conmovedora. Y aunque esta confesión puede incomodar a más de un lector, también es imposible no reconocer la valentía que implica exponer las vulnerabilidades de esa etapa en la que la masculinidad todavía se define más por lo que se pretende que por lo que realmente se es.
“Ah, ésta es la canción del joven que amaba a la joven. ¿Tiene derecho a usar una palabra como «amar»? Él no sabe nada de la vida, no sabe nada de ella, no sabe nada de sí mismo. Lo único que sabe es que jamás ha sentido algo con tanta fuerza y tanta claridad. Todo duele, pero no hay nada tan bueno como eso. Ah, ésta es la canción sobre tener dieciséis años y estar sentado en un autobús pensando en ella, la única, sin saber que esos sentimientos se irán atenuando poco a poco, apagando, que la vida, que ahora es tan grande y formidable, será inexorablemente cada vez más pequeña, hasta hacerse de una magnitud manejable, algo que no duele tanto, pero que tampoco es tan bueno.”A lo largo de este año como profesor, asistimos a una evolución silenciosa pero importante en Karl Ove. Sus interacciones con los niños y las familias del pueblo lo enfrentan a una realidad que no puede controlar ni ignorar. Y aunque su objetivo inicial de aislarse para escribir parece desdibujarse en el caos del día a día, es precisamente en esa convivencia forzada con los demás donde empieza a formarse el hombre que será más adelante.
”Puedo entender que anotara a las personas con las que se había relacionado y charlado en el transcurso del día, que registrara todas las peleas y reconciliaciones, pero no entiendo por qué anotaba lo mucho que bebía. Es como si llevara la cuenta de su perdición.”Esta revelación se convierte en un reflejo de su propia lucha contra las sombras del pasado y la forma en que esas mismas sombras persiguen su existencia.
A sense of jubilation filled me, for the silence was as vast as an ocean, while there was also something painful about it, as there is in all joy. The silence high up in the mountains, surrounded on all sides by beauty, allowed me to see myself or become aware of myself, not in relation to my psyche or my morality, this had nothing to do with personal qualities, this was all about being here, this body which was ascending, I was here now, I was experiencing this and then I would die.