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214 pages, Paperback
First published January 1, 1975
"Si gritas, la gente dice que estás melodramatizando; si te sometes, eres masoquita; si le insultas, eres una zorra; pégale y te matará. Lo mejor es sufrir en silencio y anhelar la llegada de un salvador, pero ¿qué pasa si el salvador no aparece?"
"No creo que mi cuerpo sirviera para vender nada. No creo que mi cuerpo sea grato a la vista. De todas las enfermedades, el odio a sí mismo es la peor, y no quiero decir para quien la padece. ¿Sabéis que me habéis estado aleccionando todo el tiempo? Me dijisteis que incluso la madre de Grendel estaba movida por el amor maternal. Me dijisteis que los vampiros eran machos. Rodan es macho... y un asno. King Kong es macho. Yo podía haber sido bruja, pero el Demonio es macho. Fausto es macho. El hombre que arrojó la bomba sobre Hiroshima era macho. Yo nunca estuve en la luna".
"Durante años he estado diciendo: Déjame entrar, Quiéreme, Acéptame, Defiéndeme, Regúlame, Valídame, Sosténme. Ahora digo: Hazme sitio. Si todos somos la Humanidad, a mis brillantes, interesados y justos ojos la conclusión es que yo también soy un hombre y en absoluto una Mujer, porque, francamente, ¿quién ha oído de la Mujer de Java, la Mujer existencial, los valores de la Mujer occidental, la Mujer científica, la Mujer alienada del siglo diecinueve y todas esas monsergas anticuadas y deslucidas?"
"A los trece años miraba la tele desesperadamente, con mis largas piernas encogidas sobre el asiento, leía libros desesperadamente, inexperta adolescente era yo, intentando (desesperadamente) encontrar a alguien en los libros, en las películas, en la vida, en la historia, que me dijera que estaba bien ser ambiciosa, que estaba bien ser contestataria, que estaba bien ser Humphrey Bogart (astucia y rudeza), bien ser James Bond (arrogancia), bien ser Douglas Fairbanks (fanfarronería), bien ser Superman (poder), que me dijera que el amor propio era bueno, que me dijera que podía amar a Dios, al Arte y a Mí Misma más que a nada en el mundo y, sin embargo, tener orgasmos. Me decían eso está bien «para ti, querida» pero no para las mujeres. Me decían que yo era una mujer"